Breve introducción a la estética y la analítica trascendental en la crítica de la razón pura de Immanuel Kant
En la “Crítica de la razón pura”, la “Estética trascendental” y la “Analítica trascendental” (primera parte de la “Lógica trascendental” que comprende también la “Dialéctica trascendental”) están dedicadas, respectivamente, a responder la pregunta de cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en matemática y a justificarlos. Kant busca las condiciones que permitan su existencia y las halla en el espacio y en el tiempo entendidos como formas a priori de la sensibilidad (entendida ésta como facultad sensorial).
La estética trascendental: formas a priori de la sensibilidad
Para Kant, las formas a priori de la sensibilidad o intuiciones puras son el espacio y el tiempo. Estos, a su vez, no son conceptos ni cualidades de las cosas, sino condiciones para las percepciones de estas. Asimismo, no podemos percibir nada sino en el espacio y en el tiempo; por tanto, todas las cosas que percibimos existen en el espacio y en el tiempo, aunque estos últimos aparecen sólo como elementos subjetivos del conocimiento sensible.
Es decir:
El espacio no pertenece a la experiencia, sino que es una condición imprescindible para poder observar (intuir) cualquier cosa. De manera que es una representación necesaria, a priori, que posibilita todas las representaciones externas. No se puede imaginar que no haya espacio, pero tampoco se puede concebir que no haya nada en este espacio; o mejor aún, puedo borrar todas las apariencias externas, y la representación del espacio seguirá subsistente como condición de su posibilidad en cuanto que intuición pura.
El tiempo es otra forma a priori de la intuición. No podemos experimentar nada sin presuponer el tiempo y las estructuras de antes, después y al mismo tiempo. Podríamos suprimir todos los estados internos, pero la representación del tiempo se mantiene. Esta en nosotros como estructura.
Una vez que Kant demuestra que el espacio es una forma a priori de la sensibilidad y no un hecho empírico ni un concepto, procede a demostrar la otra forma a priori de la intuición: el tiempo. El tiempo como fundamento y condición necesaria de la percepción no es el tiempo medido por los hombres: el tiempo no se da en el tiempo, lo que así aparece como en el tiempo son procesos empíricos como los astronómicos, los biológicos y los fisiológicos.
Paralelamente a la demostración del espacio y del tiempo como elementos a priori de la intuición pura, Kant procede demostrando la validez de la geometría, la cual determina las propiedades espaciales de todos los objetos posibles de la experiencia justo porque no se funda en la consideración de ninguno de esos objetos, sino sobre la consideración de la forma universal subjetiva que los condiciona. Por su parte, el tiempo es la forma del sentido interno, es decir, del orden que sigue la sucesión dentro de la cual percibimos nuestros estados interiores y, por lo tanto, a nosotros mismos.
La analítica trascendental: formas a priori del entendimiento
En la “Estética trascendental” vimos, pues, cómo se establece la estructura de las formas puras o a priori de la sensibilidad. Como sabemos es una de las dos vertientes del conocimiento (de la otra, el entendimiento, me ocupare enseguida en este análisis de la “Analítica trascendental”).
Así como hay formas a priori de la sensibilidad, hay funciones o formas a priori del entendimiento; estas formas son los conceptos puros o categorías. Antes que nada, quisiera exponer una observación. Tenemos, pues, las formas puras o a priori de la intuición, que son las condiciones que permiten registrar datos sensoriales: un sentido externo (el espacio) y un sentido interno (el tiempo). Ahora bien, sería un error creer que primero se registran intuiciones y después se aplican conceptos que las ordenan e interpretan para entenderlas: toda esta actividad se produce simultáneamente, es una síntesis que integra al mismo tiempo todos sus componentes. La ordenación se produce ya dentro de la intuición sensible, no después de ella: el fenómeno así está ya categorizado.
Vemos, pues, que el entendimiento aplica conceptos a esas intuiciones. La acción combinada de las formas a priori de la sensibilidad y las formas a priori del entendimiento produce los juicios sintéticos a priori, que, según Kant, son el único conocimiento universal y necesariamente valido y cierto. ¿Pero qué son estas categorías? Estas son los conceptos puros. También son independientes de la experiencia (o sea, son a priori), a diferencia de otro tipo de conceptos: los conceptos a posteriori, que están abstraídos de las percepciones. Los conceptos a priori, o categorías, están vacíos de cualquier contenido empírico o particular y son previos a cualquier intuición, es más, no permiten entender las intuiciones. Kant sostiene que su único uso correcto y legitimo es la aplicación a las intuiciones registradas en la sensibilidad. Cuando se aplican así, dan lugar al conocimiento de la ciencia física.
Por otro lado, esas categorías o funciones lógicas del juicio se fundan en las unidades básicas de la lógica aristotélica. Se plantean doce tipos de juicio lógico repartidos en cuatro grupos o formas diferentes de juicios (cantidad, cualidad, relación y modalidad), y de cada juicio se hace derivar una categoría. A continuación, enumerare todos los juicios y categorías, pero no expondré la deducción de las segundas a partir de los primeros.
Tabla de juicios
CANTIDAD | CUALIDAD | RELACIÓN | MODALIDAD |
Particulares | Afirmativos | Categóricos | Problemáticos |
Singulares | Negativos | Hipotéticos | Asertóricos |
Universales | Infinitos | Disyuntivos | Apodícticos |
Tabla de categorías
CANTIDAD | CUALIDAD | RELACIÓN | MODALIDAD |
Pluralidad | Realidad | Subsistencia e Inherencia | Posibilidad e Imposibilidad |
Unidad | Negación | Dependencia | Existencia |
Totalidad | Limitación | Causalidad y Comunidad o acción reciproca | Necesidad y Contingencia |
De este modo, Kant obtiene doce categorías a partir de los doce tipos de juicio. La tabla de juicios y su correlato, la de categorías, es uno de los aspectos de la Crítica de la razón pura que más han criticado los filósofos posteriores. Se detecta en ella una excesiva obediencia a la lógica aristotélica aun dominante en el siglo XVIII, y se constata que no contiene todos los tipos de juicios posibles. Sin embargo, Kant emplea la tabla de juicios solo para derivar y descubrir las categorías, no para demostrar la validez de estas.
Por lo demás, Kant demuestra que los conceptos a priori o categorías del entendimiento, son condiciones necesarias de la posibilidad del conocimiento. Asimismo, los objetos solo pueden pensarse y conocerse mediante las categorías, que a su vez sintetizan la multiplicidad de impresiones sensibles en una unidad.
En este sentido, es decisivo de Kant cómo, aplicando las categorías a la intuición sensible, se da unidad a esa multiplicidad. Sin esta síntesis de la multiplicidad, no habría conocimiento de objetos, no habría experiencia: nuestras percepciones serian un flujo de representaciones sin conexión. Asimismo, esta síntesis que efectúan las categorías nos descubre la unidad de la conciencia, porque, si bien los objetos se piensan por medio de las categorías, no serían pensables sin una unidad previa; es decir, la síntesis que se realiza en el conocimiento solo es posible dentro de la unidad de la conciencia. Pero también esta conciencia ha de pertenecer a alguien, en cambio, no es el “yo empírico” que puedo pensar, representarme y conocer, mediante introspección, como un objeto bajo la forma del tiempo; sino que, como Kant llama a esta unidad, es un “yo trascendental”.
Bibliografia
- Kant, Immanuel. Crítica de la razón pura. Trad. Pedro Ribas. Madrid: Taurus, 2008.
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