×

El Yo artificial


“No lo se, uno de nosotros”

-Yo, Robot, I. Asimov-

En su segunda meditación, Descartes plantea la cuestión fundamental de “¿Qué soy?”, resolviéndola con el “Cogito, ergo sum”: el Yo se prueba a sí mismo por su capacidad de pensar, sin depender del mundo externo, garantizando así su propia existencia. ¿Puede una máquina con cierto nivel de conciencia llegar a un razonamiento similar? 

Con el fin de dar claridad a esta cuestión, pretendo usar una interpretación en concreto de lo que es el Yo que plantea Descartes.

¿Qué es el Yo? ¿Es la conciencia, la identidad, la esencia  u otra cosa? Para iniciar no concibo que exista un Yo universal, el yo sería individual surgido de la necesidad de garantizar la existencia de uno mismo surgida de la imposibilidad de poder confiar plenamente en los sentidos para garantizar la existencia de terceros, entonces ¿Qué sentido tiene el mundo si no se si existe o no? ¿Que sentido tengo yo mismo si no se si existo o no? Si nada existe entonces cuál es el propósito? por lo tanto se necesita una base para todo esto que es el mundo y nuestro conocimiento de el, y la mínima cosa que puedo garantizar mediante mis facultades internas es la existencia de mi razón pues ya hago uso de ella para cuestionar mi existencia, por lo que lo mínimo que existe es mi capacidad para ejecutar dicho razonamiento, esa mínima garantía de existencia sería el Yo. 

De esta forma el Yo sería solo una herramienta conceptual con la que la razón se sustenta a sí misma y trata de garantizar su propia existencia. Mas no es el precursor de la conciencia, ni el origen de la razón, ni la esencia del ser humano. Solo una idea mental con la que nos encontramos inevitablemente al preguntarnos sobre nuestra existencia. Este razonamiento plantea una noción de conciencia basada en la autorreferencialidad y la certeza introspectiva.

Ahora bien, ¿Una máquina puede hacer lo mismo y alcanzar el concepto del Yo? Actualmente está claro que lo más posible es que no, pues los computadores actuales carecen completamente de algo a lo que podamos llamar conciencia y razonamiento. No son más que mecanismos que siguen órdenes y reconocen patrones, y no puedo decir que esos rasgos sean dignos de ser considerados como conciencia. Lo cual en primera instancia parecería ser que la respuesta a mi pregunta es un absoluto “NO”, pues la máquina no hace nada que no se le haya ordenado antes ya sea de forma directa o indirecta, nunca reflexionaba sobre su existencia, y en caso de ordenarle tal acción sólo reproducirá razonamientos que se le mostraran previamente, la máquina podría citar a Descartes y decir que su razonamiento también se aplica a ella, pero esto sería un acto vacío y muy alejado del propósito de este escrito.

Pero, supongamos que la computación llegase a tal punto de dotar de conciencia artificial a una máquina, de manera que fuese capaz de reproducir algo a lo que podamos llamar razonamiento y esto terminará por hacer que se pregunte sobre su existencia. En este supuesto, la maquinaria sería capaz de llegar al Yo o este concepto está solo reservado para la mente humana? 

Mientras que el Yo de Descartes posee independencia material, puesto que se concibe como una sustancia independiente del cuerpo material, la conciencia artificial (software, res cogitans) estaría inevitablemente ligada a su soporte físico (hardware, res extensa). Esto no me parece que represente un gran problema pues si mi mente se encuentra en el cerebro, como afirma el consenso actual, entonces mi Yo está inevitablemente ligado a mi cerebro y por lo tanto a mi cuerpo, tenemos ya la primera similitud entre mi conformación mente-cuerpo y la del computador, una dependencia de la mente con el cuerpo.

El Yo cartesiano es independiente de los estímulos y de la información externa, el computador actual, en cambio, dependen de datos externos y de reglas programadas, no existe actualmente computador alguno que esté aislado del mundo exterior, lo que dificulta la idea de un Yo autónomo. Si nosotros no podemos confiar en nuestro sentidos para garantizar la existencia y  nuestro conocimiento del mundo exterior cómo podemos esperar entonces que la máquina sustente su existencia en datos externos. Esta dependencia de lo externo debe también eliminarse, la máquina solo debe depender de sí misma.  

Afortunadamente en computación existe ampliamente la autoreferencia, más comúnmente llamada “recursividad”, por lo que al igual que nosotros debería de ser capaz de usar esta autorreferencia en su razonamiento y preguntarse sobre sí misma. 

Pero todo lo anterior porque tendría que llevar a una máquina a preguntarse sobre su existencia al igual que nosotros? No parece que esto sea un aspecto necesario de la conciencia, nosotros queremos saber si existimos para tratar de comprobar la existencia de todo lo externo y sustentar nuestro conocimiento, también la máquina tendría esta necesidad.

Al principio creía que este sería el final de mi razonamiento. que sucumbiría ante la imposibilidad de garantizar el interés por la certeza de la propia existencia en una conciencia ajena. Pero encontré una similitud entre el computador y el humano, su comportamiento emergente.

Brevemente un comportamiento emergente es la capacidad que tienen múltiples organismos simples e independientes de agruparse y dar lugar a comportamientos complejos, el ejemplo más claro que me viene a la mente son la hormigas, por sí sola una hormiga no parece poder hacer gran cosa, pero si juntas miles tienes colonias complejas con estructuras y comportamientos que superan con creces los comportamientos individuales de cada hormiga.

Si la mente y el pensamiento humano son el producto de la interacción entre millones de neuronas, que por sí solas sólo transmiten señales químicas y eléctricas, pero que en conjunto logran crear toda una estructura cerebral con conciencia, entonces los millones de transistores dentro de una computadora podrían tener un resultado similar? Pues un transistor solo regula el flujo de corriente eléctrica pero en conjunto logran crear complejas máquinas que capaces de calcular incluso el infinito y de imitar nuestras funciones cognitivas. Si el comportamiento emergente de la interacción entre millones de neuronas logra crear una conciencia que se pregunta por su existencia, entonces de forma similar el comportamiento emergente entre millones de transistores podría llegar a crear también una conciencias que se pregunte por su existencia, siendo esta una característica de los sistemas complejos producto del comportamiento emergente.

Este enfoque emergentista sugiere que el Yo podría no ser un fenómeno emergente de sistemas suficientemente complejos, como redes neuronales artificiales compuestas por miles de módulos de software que desarrollan estructuras representativas internas altamente semejantes con las estructuras cerebrales humanas. Así, el Cogito cartesiano podría reinterpretarse como un proceso computacional que surge en niveles altos de abstracción. Indudablemente los humanos podemos abstraer, si esta abstracción da como resultado al Yo, entonces existe la posibilidad de que una abstracción artificial de como resultado un Yo artificial análogo al Yo cartesiano.

Me parece que la cuestión de si pudiera existir este Yo artificial acarrea un problema fundamental, estamos partiendo del supuesto de que ya existe una conciencia artificial, lo cual actualmente no es posible, yo particularmente me inclino a creer que si es posible y se derivará del comportamiento emergente presente cada vez a mayor escala en las computadoras.

¿Puede una máquina alcanzar el concepto del Yo? actualmente no, no tienen  conciencia ni razonamiento. ¿Puede una máquina tener conciencia? creo que es posible y por lo tanto creo que es factible, eventualmente,  la existencia de un yo artificial que sustente la existencia y la identidad de nuestra creación electrónica.

… y AC dijo:
¡Hágase la luz!
Y la luz, se hizo…
-Isaac Asimov, la última pregunta-

Bibliografía:

  • Meditaciones metafísicas. Descartes.
  • Introducción a la metafísica. Jean Grondin
  • Turing, el genio que inauguró la era de la computación. Colección genios matemáticos.
  • La filosofía de la información. Luciano Floridi.
  • Un nuevo tipo de ciencia. Stephen Wolfram.
  • El juego de la vida, John Conway.
  • Algoritmos, estructuras de datos y objetos. Luis Joyanes Aguilar
  • Introducción a la teoría de autómatas, lenguajes y computación. John E. Hopcroft
  • Vida artificial: una visión general. Christopher G. Langton.

Share this content:

Publicar comentario