El escepticismo epistémico como camino hacia la verdad necesaria
“…que te parezca que de la causa sucederá el efecto es solo una invención de tu mente generada por la costumbre y el hábito…”
-Paráfrasis de la crítica al principio de causalidad de David Hume-
En el vasto panorama de la filosofía, el escepticismo epistémico surge como una guía para alcanzar la certeza y verdad absoluta. Aunque a primera vista pueda parecer contradictorio, el escepticismo epistémico puede ser considerado como un camino hacia la verdad necesaria, actuando como un concepto regulador para la reflexión, la mejora y la búsqueda de fundamentos más sólidos en la construcción del conocimiento científico.
El escepticismo epistémico implica que el conocimiento humano es imposible o improbable, sostiene que no podemos estar seguros de nada, incluso de las cosas que parecen más evidentes. Parte de un reconocimiento fundamental: la limitación inherente de la capacidad humana para conocer la realidad de manera absoluta. El contexto en el que nos desarrollamos, la influencia de los sentidos, la subjetividad y las limitaciones cognitivas son aspectos que el escepticismo aborda de frente. Al admitir estas limitaciones, se establece un terreno sólido para la exploración crítica y la mejora continua.
Es justo este aspecto de exploración crítica y mejora continua es lo que constituye, a mi parecer, el aspecto más poderoso del escepticismo, pues lo dota de la capacidad para impulsar el refinamiento del conocimiento. Cuestionar las creencias arraigadas y someterlas a un escrutinio riguroso permite identificar y descartar aquellas ideas que carecen de fundamentos sólidos. Este proceso de eliminación conduce a un cuerpo de conocimiento más robusto y confiable, pavimentando el camino hacia verdades más necesarias. El escepticismo no sólo señala las debilidades en nuestras creencias, sino que también motiva el desarrollo de metodologías más rigurosas para la adquisición de nuevo conocimiento. Conscientemente enfrentándonos a la posibilidad de error, nos esforzamos por aplicar métodos sistemáticos y críticos en la búsqueda de la verdad. Este compromiso con la metodología sólida actúa como un faro que guía hacia verdades más objetivas y necesarias.
Esta posición puede parecer desafiante o incluso contraproducente. ¿Cómo puede el escepticismo llevarnos a la verdad? ¿No nos paralizara la duda? Si el escepticismo se entiende y se aplica correctamente, puede ser un camino hacia la verdad necesaria.
Por ejemplo, el argumento del sueño nos obliga a considerar la posibilidad de que todo lo que creemos sea una ilusión. Este argumento puede parecer absurdo, pero nos obliga a pensar en la base de nuestras creencias. ¿Estamos realmente seguros de que no estamos soñando? El escepticismo también nos obliga a considerar la posibilidad de que estemos siendo engañados. El argumento del engañador malvado nos obliga a considerar la posibilidad de que existe una entidad que nos engaña para que creamos cosas que son falsas. Estos argumentos pueden ser inquietantes, pero también pueden ser útiles. Al obligarnos a cuestionar nuestras creencias, el escepticismo nos puede ayudar a desarrollar un conocimiento más sólido y confiable.
Si tomamos como referencia la crítica al principio de causalidad de Hume, determinaremos que la verdad más probable sería la única verdad necesaria, partiendo de este hecho, el escepticismo epistémico nos obligatoria a ir encontrando verdades cada vez más probables, siendo haci verdades más necesarias.
El escepticismo también puede motivarnos a buscar formas de justificar nuestras creencias de manera más sólida. Si somos conscientes de que nuestras creencias pueden ser falsas, entonces estaremos más motivados a buscar pruebas que las apoyen. Por ejemplo, un científico escéptico estará más motivado para realizar experimentos y recopilar datos para respaldar sus hipótesis. Esto puede conducir a un mejor entendimiento de la naturaleza del mundo. Un filósofo escéptico estará más motivado para desarrollar nuevas teorías del conocimiento que puedan superar las objeciones escépticas. Esto puede conducir a un mejor entendimiento de la naturaleza del conocimiento humano.
Por supuesto, el escepticismo también tiene sus limitaciones. Si llevamos el escepticismo al extremo, podemos terminar paralizados por la duda. En este caso, el escepticismo puede impedirnos alcanzar la verdad, incluso la verdad necesaria. Por lo tanto, es importante mantener el escepticismo en un nivel moderado. Debemos cuestionar nuestras creencias, pero no debemos dejar que la duda nos paralice.Si podemos mantener el escepticismo en un nivel moderado, puede ser una herramienta valiosa para alcanzar la verdad necesaria..
En la ciencia, el escepticismo ha llevado a la búsqueda de pruebas más sólidas para apoyar las hipótesis científicas. Esto ha llevado a avances significativos en nuestro entendimiento del mundo natural. En la filosofía, el escepticismo ha llevado a la exploración de nuevas teorías del conocimiento. Esto ha llevado a un mejor entendimiento de la naturaleza del conocimiento humano.
¿Qué hubiera pasado si Newton no hubiese dudado de la naturaleza de la gravedad y de la luz? ¿O Galileo sobre la caída libre? ¿O Einstein sobre lo escrito por Newton? ¿O Edward Jenner sobre la naturaleza de la viruela? ¿No resulta obvio ya el inmenso papel que el escepticismo ha tenido a lo largo de la historia humana? Pareciera ser que el humano le tiene un terror incontrolable al hecho de saber cosas equivocadas, si es que estas palabras pueden usarse juntas, el hombre ha demostrado una inconformidad con lo que cree saber, como si el hecho de dudar fuese una pilar inmutable en la mente humana
Un ejemplo más concreto de esto lo tenemos a inicios del siglo XX, cuando el matemático David Hilbert afirmó tres propiedades sobre las matemáticas, una de las disciplinas más exactas y absolutas hasta ese momento, Hilbert afirmó que las matemáticas eran completas, consistentes y decidibles. En primer lugar, la completitud está dada por la facultad de que todas las afirmaciones tengan pruebas que permitan comprobar su veracidad, en segundo, la consistencia está dada por la ausencia de contradicciones, y en tercero, la decidibilidad está dada por la posibilidad de que todas las afirmaciones puedan ser comprobadas en un tiempo finito. Cuando Hilbert propuso esto, se considero como verdadera su afirmación, pero unos cuantos años después, un par de matemáticos que dudaron de Hilber demostraron que las matemáticas carecen de estas propiedades, demostrando a su vez que el conocimiento matemático era falible y para nada absoluto, abriendo la puerta al descubrimiento de nuevos teoremas y axiomas que pretenden alcanzar, algun dia la perfección para el sistema matemático.
Lo mejor que podría pasar para el entendimiento humano es que este proceso de duda y búsqueda continúe hasta el infinito, permitiéndonos así ir encontrando mejores conocimientos cada vez, conocimiento más absolutos, garantizandonos que el conocimiento humano no entre en un periodo de estancamiento. Esta conciencia de búsqueda eterna se traduce en una disposición abierta a revisar y mejorar nuestras ideas en respuesta a nuevos descubrimientos y comprensiones sobre nuestra incomprensible realidad, abriendo la posibilidad de encontrar un día algo semejante a una verdad absoluta y necesaria
Bibliografía:
- Piñeiro, Gustavo Ernesto. Godel: Dos teoremas que revolucionaron las matemáticas.
- Piñeiro, Gustavo Ernesto. Hilbert: En busca de unos axiomas universales.
- Sharples, Robert W. Estoicos, epicúreos y escépticos: Introducción a la filosofía helenística .
- Hadot, Pierre. ¿Qué es la filosofía antigua?
- Hume, David. Investigación sobre el entendimiento humano.
- Tomasini, Alejandro. Teoría del conocimiento clásica y epistemología Wittgensteiniana
- Russell, Bertrand. Los problemas de la filosofía.
- Descartes, Rene. Meditaciones Metafísicas.
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