Alternativa del paradigma dominante sobre la interpretación de la mecánica cuántica y el azar
Desde sus inicios, la mecánica cuántica ha fascinado y desconcertado por igual. Sus predicciones confirmadas experimentalmente con altísima precisión desafían el sentido común y las concepciones clásicas de la realidad. Sin embargo, más allá de sus éxitos técnicos, persiste un debate profundo y no resuelto: ¿QUÉ NOS ESTÁ DICIENDO REALMENTE LA MECÁNICA CUÁNTICA SOBRE LA NATURALEZA DEL MUNDO?
Esta reflexión propone una revisión de dichas posturas, destacando una interpretación alternativa. LA TEORÍA DE LA ONDA PILOTO que, aunque relegada por la historia oficial, ofrece respuestas ontológicas profundas y coherentes, dignas de reconsideración.
EL PARADIGMA DOMINANTE: EL AZAR COMO PRINCIPIO
Figuras como Bohr, Heisenberg y Pauli lograron imponer la Interpretación de Copenhague, según la cual los fenómenos cuánticos, como el comportamiento del electrón, son fundamentalmente aleatorios. Esta interpretación se apoya en experimentos como el de la doble rendija, donde los electrones parecen comportarse como partículas o como ondas según se los observe o no, lo cual ha sido interpretado como una manifestación del principio de incertidumbre y del colapso probabilístico de la función de onda.
Sin embargo, Einstein nunca estuvo satisfecho con esta idea, el aparente azar cuántico se debe a una ignorancia del mecanismo subyacente, no a una indeterminación real de la naturaleza. Y este es el preámbulo para De Broglie y la onda piloto:
LA INTERPRETACIÓN IGNORADA
La teoría de Louis de Broglie, formulada en la década de 1920, propuso una alternativa radicalmente diferente: Toda partícula está asociada a una onda que guía su movimiento, lo que luego se conoció como la teoría de la onda piloto. Esta teoría sugiere que el electrón no se comporta de forma aleatoria, sino que sigue una trayectoria determinada por la estructura de una onda real, aunque no perceptible por nuestros instrumentos actuales.
La comunidad científica de la época ignoró esta interpretación, incluso de Broglie la abandonó momentáneamente por presión, hasta que David Bohm, en los años 50, la recuperó y desarrolló formalmente. Bohm demostró que la teoría de la onda piloto reproduce exactamente los mismos resultados que la interpretación de Copenhague, pero con una diferencia clave: No necesita postular el azar como un principio ontológico.
UN EXPERIMENTO ANÁLOGO: ONDAS Y GOTAS
Una forma analógica de entender esta teoría es mediante un experimento clásico de fluidos. Si se coloca una gota de aceite sobre una superficie vibrante (como una placa con silicona líquida o cilicio y un parlante), la gota comienza a rebotar, generando una onda debajo de sí misma. A medida que sigue rebotando, interactúa con la onda que ella misma ha generado, y esto determina su movimiento.
Así, la gota no se mueve al azar: Su trayectoria depende de la forma de la onda que la guía. Esta vinculación, aunque clásica y macroscópica, muestra cómo un sistema puede parecer aleatorio si se ignora la onda que lo organiza. Esta es precisamente la idea de la onda piloto: El electrón no es aleatorio, sino complejo, y su comportamiento solo parece indeterminado porque no tomamos en cuenta la onda subyacente.
Desde la filosofía de la física, esto nos obliga a plantearnos una pregunta clave:
¿Y si el error no está en el experimento, sino en la interpretación?
La mecánica cuántica funciona; eso no está en duda. Pero la forma en que la interpretamos como puramente probabilística y azarosa podría ser una elección epistemológica y no una realidad ontológica. Y por eso es importante diferenciarlas y saber desde que postura filosófica se aborda.
La interpretación de Copenhague es epistemológica (se refiere al conocimiento), mientras que la onda piloto es una teoría ontológica (se refiere al ser, a lo que hay realmente).
Aceptar que el electrón no tiene una posición definida hasta ser observado es una afirmación epistemológica; decir que su posición está guiada por una onda subyacente es una afirmación ontológica. El problema no es experimental, sino filosófico: ¿QUÉ TIPO DE REALIDAD CREEMOS QUE HAY DETRÁS DEL FENÓMENO?
La interpretación de Bohm-de Broglie ofrece un marco alternativo: Coherente, matemáticamente válido y empíricamente equivalente al modelo estándar. Sin embargo, no se enseña en los institutos de física con la misma fuerza que la interpretación de Copenhague. ¿Por qué? Tal vez no porque sea falsa, sino porque desafía las bases filosóficas que se decidieron en el nacimiento de la teoría cuántica.
CONCLUSIÓN.
PROBABLEMENTE EL ELECTRÓN NO ES AZAROSO, SINO QUE NOSOTROS HEMOS ELEGIDO MIRAR SOLO UNA DE SUS CARACTERÍSTICAS. LA CIENCIA, COMO LA FILOSOFÍA, AVANZA NO SOLO CUANDO DESCUBRE, SINO CUANDO SE ATREVE A CUESTIONAR LO QUE CREE HABER COMPRENDIDO.
BIBLIOGRAFIA
Louis de Broglie (1892–1987) Obra clave: “Recherches sur la théorie des quanta” (1924), donde introduce la idea de la onda piloto (dualidad onda-partícula).
David Bohm (1917–1992) Obra clave: “Causalidad y azar en la física moderna” (1957) y “La totalidad y el orden implicado” (1980), donde desarrolla la versión moderna de la onda piloto (Teoría de Bohm).
Experimentos análogos y sustentación empíricaGotas cuánticas (Yves Couder, 2006): Artículo: “Walking Droplets: A Macroscopic Analog of Quantum Pilot-Wave Dynamics” (Physical Review Letters). Muestra cómo gotas en vibración replican fenómenos cuánticos.
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